Pyongyang, RPDC. Jun. 26, 2023 (ACNC).- El Instituto para Asuntos Norteamericanos (IAN) del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea hizo público el día 25 un reporte de estudio que vuelve a revelar todos los aspectos de la guerra de agresión a Corea, desatada por EE.UU. en la década de 1950, y la naturaleza agresiva de este último que hoy día también, actúa demencialmente para provocar la guerra nuclear.
Ante todo, el documento calificó a EE.UU. de provocador de la pasada guerra coreana, y prosiguió:
Desde mediados del siglo 19, EE.UU. codiciaba la región de la Península Coreana, que es la puerta del continente asiático.
Poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, ocupó ilegalmente el suelo surcoreano con el disfraz de “libertador” y “protector”.
Mediante la fabricación del poder títere, sentó en la región surcoreana la base política pronorteamericana y dio acicates a los preparativos de la guerra anti-RPDC a fin de anexar por vía militar toda la Península Coreana.
Luego de concentrar en el Sur de Corea sus tropas, armamentos, infraestructuras militares y otros para cumplir la guerra contra la RPDC, EE.UU. firmó en enero de 1950 con la camarilla títere de Syngman Rhee el convenio sobre la ubicación en suelo surcoreano de una misión de 500 asesores militares norteamericanos, cuyo tamaño fue el máximo en aquel entonces.
Desde principios del año 1949, EE.UU. procedió a la elaboración del plan de provocación de la guerra coreana incorporando los departamentos de inteligencia y operación de la comandancia de MacArthur como G-2 y G-3 y los órganos “clase de historia” y “KATO”, compuestos por los oficiales de alto rango del ex ejército japonés.
Para verificar la eficiencia del plan operacional, EE.UU. instigó al ejército títere surcoreano a cometer continuamente las provocaciones armadas que se totalizaron el año 1949 en más de 2 mil 610, cifra que supera 2.8 veces la suma de 1948.
Puso en disposición de ataque más de 70% del ejército títere surcoreano desplegando 5 divisiones en el paralelo 38 y 3 de la reserva operacional en los alrededores de Seúl.
Bajo el pretexto de los ejercicios conjuntos de las fuerzas terrestres, navales y aéreas, llegaron a Japón desde fines de abril de 1950 2 portaaviones, 2 cruceros, 6 destructores, 3 regimientos de bombarderos, 6 de cazas y 2 de aviones de transporte, hecho que completó los preparativos para movilizarlos inmediatamente en la guerra coreana.
Luego, EE.UU. envió el 17 de junio de 1950 al Sur de Corea al asesor del Departamento de Estado, Dulles, en calidad de enviado especial de Truman para confirmar finalmente en el mismo paralelo 38 el estado de preparación de guerra.
Al trasladar a Syngman Rhee la orden secreta firmada definitivamente por Truman, Dulles le dio la indicación especial de “atacar al Norte de Corea simultaneando la desinformación sobre la invasión de éste”.
Según el guión de su amo gringo, Syngman Rhee movilizó todos los medios venales para divulgar ampliamente la información falsa de que “fue desactivada” desde la hora 0 del 24 de junio la “ley marcial de emergencia”, aplicada desde principios de junio de 1950, y que “se dio permiso” a la salida, el hospedaje fuera del cuartel y las vacaciones de los uniformados del ejército títere surcoreano.
Por otra parte, engañaron a la opinión pública mundial mintiendo como si el presidente Truman, el secretario de Estado, Acheson, el asesor del Departamento de Estado, Dulles, y otros magnates de la administración norteamericana hubieran estado de descanso del fin de semana, viaje y banquete y el comandante de las fuerzas norteamericanas en el Extremo Oriente, MacArthur, se hubiera encontrado en su dormitorio en el momento de estallido de la guerra.
Durante 3 años de la guerra de agresión a Corea, desatada el 25 de junio de 1950, EE.UU. movilizó un tercio de sus fuerzas terrestres, un quinto de las aéreas, la mayoría de la Flota del Pacífico y más de 2 millones efectivos, incluidos los de 15 países satélites y del ejército títere surcoreano y los militaristas japoneses, e invirtió enormes gastos militares de más de 20 mil millones de US$.
EE.UU. es el destructor de la paz y estabilidad de la Península Coreana y la región.
En lugar de aprender la lección de su derrota vergonzosa en la pasada guerra coreana, EE.UU. persigue obstinadamente la política de hostilidad a la RPDC durante el largo tiempo de 7 décadas desde el armisticio hasta la fecha, con el objetivo de anexar toda la Península Coreana y realizar así a toda costa su ambición de dominar a Asia y el mundo entero.
Desde fines de la década de 1950 hasta ahora, realizó en el suelo surcoreano los ejercicios de guerra de diferentes tipos, bajo el cartel de “defensivos” y “anuales”, e introdujo gran cantidad de los medios de ataque nuclear como portaaviones, submarinos y bombarderos estratégicos, hecho que convirtió el Sur de Corea en el arsenal nuclear móvil de EE.UU.
Al fabricar intencionalmente varios incidentes, EE.UU. vino arreciando constantemente el grado de amenaza y chantaje nucleares contra la RPDC.
En el caso del barco espía armado “Pueblo” capturado en 1968, examinó el ataque nuclear contra la RPDC y cuando sucedió en 1969 el incidente del avión espía “EC-121”, puso en el estado de espera emergente los bombarderos tácticos dotados de artefactos nucleares.
Durante el “incidente de Phanmunjom” del año 1976, envió hasta las cercanías de la Zona Desmilitarizada la escuadrilla de bombarderos estratégicos cargados de armas nucleares, entre otras muestras frecuentes de amenaza y chantaje nucleares contra la RPDC.
EE.UU. oficializó en 1982 el ofrecimiento de “paraguas nuclear” al Sur de Corea.
Y en 2009 lo especificó como concepción del “disuasivo ampliado”, según la cual atacará a la contraparte de igual manera que en el caso de que el territorio principal estadounidense sufra un golpe nuclear.
Así preparó el pretexto de introducir enormes fuerzas armadas nucleares en el suelo surcoreano en cualquier momento tanto en el tiempo de emergencia de la Península Coreana como en el de paz, y llevó al extremo el grado de amenaza nuclear contra la RPDC.
Los ejercicios bélicos conjuntos EE.UU.-Sur de Corea, que comenzaron en 1954 con el nombre de Focus Lens, se efectuaron sin parar hasta la fecha en casi 70 años cambiando sus nombres como Ulji Focus Lens, Ulji Freedom Guardian, Ulji Freedom Shield, Focus Retina, Freedom Bolt, Team Spirit, RSOI, Key Resolve, Foal Eagle y Freedom Shield.
En estas maniobras, que se desarrollaron cada año en más de 40 ocasiones con mayor frecuencia y dimensión, se incorporaron desde hace mucho tiempo más de 500 mil efectivos de las fuerzas norteamericanas, el ejército títere surcoreano y los países satélites y hasta los funcionarios públicos y empleados de empresas de los títeres surcoreanos y los comandos norteamericanos provenientes de su territorio principal.
Los actuales gobernantes estadounidenses, que se hicieron nuevos inquilinos de la Casa Blanca, demuestran abiertamente el largo intento de ataque preventivo nuclear contra la RPDC, en confabulación con la banda títere surcoreana de Yoon Suk Yeol, enloquecida por el servilismo a EE.UU.
Si bien después de la toma de posesión hablaban de la “reanudación del diálogo” y “comprometimiento diplomático” con la RPDC abogando por el “modo de acercamiento pragmático, coordinado minuciosamente”, ellos exponen ahora sin escrúpulos la hostilidad militar.
Cuando llegaban muchos armamentos de diferentes misiones al suelo surcoreano, EE.UU. envió en diciembre de 2021 al secretario de Defensa al Sur de Corea pretextando la participación en la 53ª reunión consultiva anual de seguridad EE.UU.-Sur de Corea para que trazara junto con el círculo militar títere la “guía del plan estratégico” para la nueva guerra nuclear.
Después de la llegada al poder del traidor títere surcoreano Yoon Suk Yeol, servidor fanático a EE.UU., se despliegan en toda la extensión geográfica surcoreana los ejercicios bélicos bajo el mando de EE.UU. y se hacen más aventureros e imprudentes su dimensión, esfera, intensidad y contenido.
Ulji Freedom Shield, reanudados a los 4 años como un entrenamiento de movilidad de gran envergadura, se llevaron a cabo según el guión muy provocativo y aventurero de avanzar hasta Pyongyang pasando por Kaesong.
Sólo en 2022, EE.UU. desarrolló casi todos los días junto con los títeres surcoreanos los ejercicios aéreos combinados con la movilización de propiedades estratégicas, el entrenamiento conjunto del colectivo de ataque en que se incorporaron los portaaviones nucleares por primera vez después de noviembre de 2017 y las maniobras combinadas de movilidad naval.
Este año, recurre más obstinadamente que nunca a los actos hostiles muy preocupantes que atentan flagrantemente contra la soberanía, la seguridad y los intereses de la RPDC.
La gravedad y la peligrosidad de esos movimientos llegan al límite de explosión que no se puede tolerar más.
Como proceso previo a la provocación de guerra nuclear contra la RPDC, EE.UU. comete más que nunca los espionajes anti-RPDC en la Península Coreana y su contorno.
Debido al comportamiento belicoso del imperio, el grado de tensión militar de la Península Coreana y el resto del Nordeste Asiático se arrecia tanto que llega hasta al borde de guerra nuclear.
La guerra que se desate en la Península Coreana que se encuentra en un importante punto geopolítico donde están enredados los intereses de las potencias, se extenderá inevitablemente a la guerra mundial, o sea, la termonuclear sin precedentes. Esto causará las consecuencias más catastróficas e irremediables para la paz y seguridad de la Península Coreana y el resto del Nordeste Asiático y el mundo.
Mientras no se eliminen de raíz la anacrónica política hostil de EE.UU. y su obstinada amenaza militar a la RPDC, ésta redoblará a la velocidad acelerada los esfuerzos por aumentar su potencial de autodefensa nacional para defender la soberanía, dignidad y seguridad nacionales y la paz y estabilidad de la región y continuará ejerciendo su legítimo derecho a la autodefensa como Estado soberano.
-0-