lunes, noviembre 25, 2024
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“La apuesta argelina por Emmanuel Macron: ilusiones, riesgos y errores”, de Xavier Driencourt

A pesar de que Francia ha sido calificado como un “barbero”, es decir como alguien a quien prefiere dar “por su lado” a enemigos que podrían complicarle la situación, uno se preguntaría cómo es posible que todavía se atreva a recibir en visita presencial a Abdelmajdid Tebboune, un viaje que ya había sido aplazado en dos ocasiones.

Veamos el dirigente argelino visitó Portugal del 22 al 23 de mayo. También realizó polémica una visita a Moscú del 14 al 16 de junio. Uno se preguntaría si es necesario que Emmanuel Macron, quien visitó ese país durante tres días en el país, al igual que la primera ministra Elisabeth Borne, que estuvo en Argel a mediados de octubre de 2022, acompañada de quince miembros de su
gobierno.

En qué nivel están las relaciones franco-argelinas si se califica a París como un “bárbero” y esto es porque está recibiendo a alguien que recientemente visitó Moscú para ratificar sus relaciones con Vladimir Putin.

En un dossier publicado por Xavier Driencourt titulado “La apuesta argelina
por Emmanuel Macron: ilusiones, riesgos y errores”, el escritor-periodista reflexiona sobre la quiniela que Macron, al parecer, se está jugando al recibir al jefe de estado argelino. ¿Un deterioro de las relaciones de Francia con Marruecos? ¿A una migración que afecta a estado marroquí y no al francés? ¿Está legitimando un “durísimo sistema político-militar” que gobierna Argelia? o ¿serán sus asesores lo que han fallado en definir una visión congruente que lo ha llevado a una posición absurda en materia de gopolítica?

Hay que recordar que Macron, cuando era candidato, realizó un viaje a Argel en 2017, algo que era muy usual, a igual que sus predecesores durante las elecciones presidencial –Nicolas Sarkozy, François Hollande, Alain Juppé y Ségolène Royal. En esa ocasión condenó la colonización como un “crimen contra
humanidad”; fue algo que abrió las puertas a la política con Argelia, pero que la cerró a Rabat.

Es evidente que la política francesa se está comportando de manera complaciente con Argelia, mientras que éste sólo le prodiga cachetadas con guante blanco a un país que, por su situación, no sabe cómo asumir una política diplomática adecuada.  A lo ojos de la comunidad internacional, París se ha visto insultado por Argel por haber protegido al activista franco-argelino
de derechos humanos Amira Bouraoui.

“París elige no decir nada, no protestar y finalmente actuar como si todo esto fuera suficiente, UN lugar común en la relación franco-argelina.
Es en este contexto que surgió la idea de una visita de Estado del presidente Tebboune a Francia. Pero ¿una visita para qué, dada la frescura de las relaciones entre los dos países? Para lograr que objetivo? Es difícil responder a estas preguntas ya que la política francesa con respecto a Argel carece de una pauta desde 2017. Entre la firmeza asumida por un breve período y amistad proclamada, esta política sinuosa, toda en oscilaciones inciertas, no es en el fondo una política. En realidad es una apuesta, asegura Xavier Driencourt.

¿Cómo responde Argelia a esta posición de Francia? Solapando sus políticas sociales, por ejemplo aquellas sobre la reforma de ls pensiones, que han tenido en jaque al estado galo desde hace varios años. Un estado aparentemente socialista no ve esto, sino que voltea la cabeza hacia otros lados.

Pero veamos lo que París no ve de Argelia
¿El tema energético?

Tal vez ha permitido que Argelia le dé cachetadas de guante blanco porque necesita cubrir su cuota de energéticos, sobre todo de gas, debido a la crisis en Ucrania. Si lo vemos bien, “a diferencia de Italia, el gas argelino sigue siendo bastante marginal en los suministros franceses (8%) y sobre todo que el país no tiene actualmente capacidades adicionales de exportación. Eventualmente, por supuesto, el gas argelino puede seguir siendo importante para Francia. Pero, tal como está, no puede constituir una explicación satisfactoria de la apuesta argelina de Emmanuel Macron”, comenta el experto.

¿La cara comercial?

El mercado comercial entre Francia y Argelia asciende a 11.000 millones de euros, con un déficit de balanza comercial de 2.100 millones en 2022. La verdad es que ninguno de los dos han podido superar a la competencia china, turca o alemana e italiana. El fracaso de Argelia es que su comercio se fundamente en consideraciones políticas que realmente en situaciones comerciales.

No vayamos a más, lo único que hay entre Francia y Argelia es sólo la proximidad geográfica, cultural y una lengua común con las que se busca dar favorecer a las empresas, una posición más regional que global y, de ahí, que las ventajas se alejen de ambos.

Simplemente hay que hablar de la adquisición del aeropuerto de Argel de AdP, el cual no se logró, tampoco el contrato de gestión del abastecimiento de agua de Argel por parte del grupo Suez.  Pero Francia sigue empecinada e halagar la hipotética visita del Presidente Tebboune con seminarios, ferias y grupos de trabajo, sin saber qué resultados traerá después.

¿Armamento?

Lo más seguro es que Francia se haya quedado en el camino, porque la elección de Argelia es Rusia. Esto porque Argel no puede confiar demasiado, ante la cercanía de Marruecos. Su mejor es y será Rusia, quien está buscando aliados para que le ayuden a superar la guerra de Ucrania.

Ante los traumas del colonialismo, Argelia no busca ni de broma equiparse con armas francesas, por razones políticas e ideológicas, sino más bien con suministros rusos para su ejército y fuerza aérea. Vaya, hasta Alemania provee a la marina, mientras que Italia a su aviación ligera del Ejército (ALAT) principalmente en helicópteros. A Francia, sólo le tocan migajas como radares, equipos de infrarrojos, etc. ¿Es beneficioso entonces?

Entre otras cosas que no le conviene a Francia soportar la altivez argelina están la política interior en ese país, la cual es cruel y atenta contra los derechos de su propia ciudadanía, una cuestió que París debería rechazar por simplemente ser un baluarte de la democracia y los derechos humanos.

¿La migración?

La migración es ya un problema extenso en el norte de Africa, pues muchos argelinos sólo piensan en una cosa: marcharse y huir. Pero ¿salir de dónde, si no en Francia, donde casi todos los de Argelia tienen familia? Hoy en día, son innumerables las personas que solicitan un visado en las únicas propósito de hacer sólo un viaje de ida, es decir, permanecer de una forma u otra en Francia con la esperanza de ser regularizado algún día. ¿Una utopía?

La dañada relación entre Francia y Marruecos

Lo que no ve París es que Argeln sólo busca meterle en la cabeza ideas contrarias a la relación con Marruecos, las cuales sólo se han caracterizado por su tibieza. Obviamente esa posición argelina está llevando a Francia a socavar una relación pacífica con Marruecos.

Una reconciliación engañosa

No nos engañemos, la situación sólo no complicará la situciación pues no hay motivos que favorezcan a una relación franco-argelina, a no ser sólo las  pocas ventajas sobre la cuestión económico o comercial.

En conclusión, la apuesta del Presidente de la República en favor de Argelia -incluso a costa de una crisis con Marruecos, fracasará en lograr la reconciliación de franco-argelina. Tampoco se vería coronado con un tratado de amistad como lo intentó De Gaulle con Alemania.

Si la intención es firmar con Argel un bando argelino, podemos conjeturar que Abdelmajdid Tebboune, apoyado por el ejército en 2019, necesitaría también un éxito político tan espectacular y rotundo, que le garantizara el apoyo del ejército argelino en vísperas de una posible reelección para un segundo mandato en 2024. Tal vez sea triunfar donde los anteriores políticos fracasaron, pero eso aumentoó la dificultad del juego político.

“Por otra parte, qué pasaría si el ejército decidiera mañana “cambiar de caballo” y dejar de apoyar al candidato de París ? Francia habría “puesto todos los huevos en la misma cesta” y perdería las ventajas que ella creía haber obtenido. Habría que volver a empezar todo, habría que volver a poner la obra en el telar, la apuesta se convertiría en una trampa: Francia habría perdido la amistad marroquí, también perdería del lado de Argel”, puntualizó Driencourt.

 

 

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