En la antigüedad, el hombre intentó descubrir la fuente de la eterna juventud, eso quería decir, sano, juvenil y eterno. La nueva búsqueda ha seguido a lo largo de la historia, pero ahora, cambiando la última categoría por “longevo”. Los ricos actuales son más racionales que los antiguos, pues saben que, si bien no vivirán por siempre, al menos pueden añadir más años, mayor salud y vigor a sus vidas. Esta es la Olimpiada del Rejuvenecimiento (Rejuvenation Olympics) y para ganarla sólo se compite, pero nunca se busca cruzar la meta.
A diferencia de los juegos olímpicos normales, en ésta no se hace alarde de proezas o resistencia física, sino de contar con los medios para retardar la “edad biológica”, con dietas determinadas científicamente y actividad física basada en macronutrientes y suplementos que les permitirán mantener la vejez corporal lejos de sus expectativas vitales.
Algunos de los “jugadores” que contienden en este “certamen” son gente con un alto nivel de recursos económicos tales como Steve Aoki, quien es un renombrado disc jokey y poseedor de la cadena restaurantera Benihana. Sólo que él es apenas el que ocupa el último lugar de la carrera en la que compiten 25 “atletas” que “corren” por lograr y reflejar un menor índice de envejecimiento.
Otro de ellos es Ben Greenfield, entrenador y amante del biohacking, una tendencia científica surgida del transhumanismo, enfocada en el uso y aplicación de nuevas biotecnologías para mejorar las condiciones vitales de un ser humano, elevando las capacidades biológicas heredades por su cuerpo y su mente. Hay también millonarios como Peter Diamandis, un prestigiado defensor de la ciencia de la longevidad o Jack Patrick Dorsey, cofundador de Twitter y la firma de pagos digitales Square.
Tal vez los nombres no les digan nada, pero lo cierto es que, en esta competición, no se requiere ningún tipo de exhibicionismo o reconocimiento al talento, es más, quienes participan se mantienen ajenos a cualquier superficialidad de carácter que los impulse a gozar de cierto reconocimiento social, pues para ellos no son más que banalidades que destruyen su concentración. Lo que les interesa es cuidar su vida y mejorarla a niveles nunca antes conocidos.
Pero, si la intención es evitar lo que cualquier galán de cine, atleta superdotado, influencer ampliamente seguido o carismático hombre de mundo siempre ha querido: ser famoso, entonces ¿cuál es el motivo que los impulsa a seguir en esa extraña olimpiada? Bueno, pues se trata de individuos que prescinden de todo medio social para hacer evolucionar sus cuerpos, de una manera que la naturaleza, poco tenga que ver en su transformación. De hecho, se les cataloga como “obsesionados con recopilar y analizar sus datos personales de salud, con los medios financieros para experimentar con las minucias de sus estilos de vida”.
Pero, ¿cuáles son los métodos que escogen para tratar de llegar a una longevidad sin igual, la cual heredarían a la biología de sus hijos, convirtiéndolos en humanos más excelsos y elevándolos a un salto evolutivo más rápido y efectivo? Veamos el ejemplo de Jack Dorsey, quien sólo hace una comida al día, es decir, siete comidas a la semana, optando sólo por la cena. “Es una comida realmente abundante que consiste en consumir durante seis u ocho horas, proteínas como pescado, pollo o bistec y, muchas verduras, incluyendo la arúgula, espinacas, espárragos o coles de Bruselas. De postre, frutos rojos mixtos y posiblemente un chocolate amargo”, dijo en una entrevista que le hicieron en marzo pasado. El resto del día, cumple un ayuno prolongado.
Tiene propensión a someterse al sauna y combinarlo con baños de hielo. Hace meditación, a la cual dedica al menos dos horas diarias. (Otro millonario que también tiene gustos excéntricos es Bill Gates, de quien se afirma que, al principio de sus negocios, sólo comía sobres de Tang, el famoso polvo para preparar refrescos, esto con la finalidad de no perder tiempo en decidir su menú. Se sabe también que Steve Jobs, fundador de Apple, solo consumía frutas, nueces, semillas y cereales).
Sólo para que lo sepan. Dorsey también se somete periódicamente a la parabiosis, inyectarse sangre de personas más jóvenes, proceso que también es usado por Mike Jagger y Keith Richards, cantante y guitarrista de The Rollings Stones, respectivamente). Entre las figuras que han sido tocadas por el método de Dorsey están los actores Jeniffer Aniston y Terri Crews, así como una larga lista de altos funcionarios de Silicon Valley. La industria de la longevidad ha repuntado últimamente. De acuerdo con informes de Longevity.Tecnology, en 2022 se invirtieron más de 5 mil millones de dólares en empresas de este tipo, las cuales han despertado la atención de inversionistas como Jeff Bezos, fundador de Amazon y Sam Altman, creador de OpenAI, quien no dudó en invertir 180 millones de dólares en Retro Biosciences, para desarrollar estudios biotecnológicos que buscan incrementar una década de vida a los seres humanos.