lunes, noviembre 25, 2024
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Virtud noble y amistad firme

El Presidente Kim Il Sung (1912-1994) con nobles virtudes y filantropía trabó relaciones de intimidad con jefes de partidos políticos, de Estado y personalidades de fama de círculos político, social y académico de muchos países del mundo que aspiraban a la independencia. Entre ellos figuraba Gnassinbé Eyadema, ex Presidente de la República Togolesa.

Después de alcanzar la independencia nacional Eyadema se empeñó por construir nueva sociedad, pero sufría pruebas a causa de maquinaciones estorbadoras e intrigas de los imperialistas. Cuando él tomó medidas contra los monopolios imperialistas que saqueaban a precio bajo los recursos de apatita de su país, los colonialistas cometieron un acto vil de volar el avión en que iba a tierra natal. La explosión quitó la vida a todos los pilotos y escoltas, pero él se salvó de forma milagrosa.

Entonces Kim Il Sung le envió regalos con el telegrama de consuelo. Al respecto el Presidente togolés dijo que Kim Il Sung era su único benefactor que le cuida con amor fraternal.

Después el togolés, bajo el apoyo de la población, nacionalizó las compañías de imperialistas, pero chocó con mayores obstáculos económicos debido a la presión de estos y se vio amenazada de continuo su vida.

En aquel tiempo Kim Il Sung lo invitó a la RPD de Corea. En septiembre de 1974 cuando el africano llegó a ella, el anfitrión lo recibió en el aeropuerto y los ciudadanos coreanos, con las banderas de ambos países y ramos de flores en sus manos, le dieron bienvenida a lo largo de más de 10 kilómetros de calles capitalinas.

Los actos de bienvenida, sobre todo la unidad de la sociedad coreana en torno a su Presidente le dejó gran impresión al visitante africano que vivió muchos años sometido a la discriminación racial y la injuria nacional en una sociedad llena de antagonismo, recelos y disputas.

Durante su permanencia el anfitrión tuvo charlas con él sobre los problemas de sus intereses dándole audiencia a cualquier momento y en cualquier lugar.

Kim Il Sung le dijo que con la materialización de la idea Juche en la revolución y la construcción, la RPD de Corea logró la soberanía en la política, la independencia en la economía y la autodefensa en la salvaguardia nacional, que elabora y cumple de manera independiente todas las políticas y líneas y estimuló al pueblo togolés que mantenía la bandera de independencia. Y prosiguió que, al margen de la independencia económica basada en sus propios recursos, tecnología y cuadros nacionales, no se podía superar las presiones económicas de los imperialistas ni defender la soberanía política y que para salvaguardar la independencia y soberanía nacional debían fortalecer el partido, agrupar a las masas en torno a él y construir una poderosa fuerza militar.

Para Gnassinbé Eyadema, Kim Il Sung era el benefactor que le iluminó las vías para la prosperidad del país y le abrió el camino de viraje de la vida a la independencia antimperialista.

Es por eso que en el discurso pronunciado en un acto celebrado con la presencia de su homólogo coreano el africano lo elogió y recitó una poesía compuesta por él mismo. Y junto con más de 60 miembros de la comitiva bailó al compás de una melodía tradicional adherida a dicha poesía. Fue una escena extraordinaria en el protocolo de la diplomacia.

Cuando partía de Pyongyang el africano expuso por repetidas veces a            Kim Il Sung que no quiso alejarse de él y que aprendió mucho en la RPD de Corea.

Dicen que Eyadema, en su vida, recordó con frecuencia a Kim Il Sung diciendo que este era un gran hombre de talla mundial y sus méritos quedarán registrados para siempre en la historia humana.

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