lunes, noviembre 25, 2024
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Gaza, los mismos hechos. ¿Una nueva conciencia?

“David vivió en territorio de los filisteos [habitantes cananeos de la actual Gaza hasta el Jordán] un año y cuatro meses (…) Arrasaba la comarca y no dejaba con vida hombre ni mujer; se apoderaba de las ovejas, bueyes, burros, camellos y vestidos y volvía donde Aquís. David no dejaba hombre ni mujer con vida, para no tener que llevarlos a Gat, pues decía: ‘No sea que hablen contra nosotros y nos denuncien a los filisteos’. De esta forma se comportó David todo el tiempo que habitó en el país de los filisteos”.

1 Samuel, 27 7

 

I

En 1995 recorrí Líbano, Jordania, Palestina e Israel a pie. Por los caminos destruidos, los niños palestinos me tiraban pequeñas piedras pensando que era judío (“Juif!”). Los niños judíos me escupían y decían que iban a matar a todos los cristianos (dedo en la garganta: “you Christians, all”). Pero mi entusiasmo y curiosidad superaba cualquier inconveniente. Me detuvieron en varios lugares, el último, dos horas en el aeropuerto de Tel Aviv; los agentes no entendían cómo un estudiante pobre (hijo de un carpintero uruguayo, durmiendo en las calles de Jordania y alimentándose con un helado de máquina por día en Jerusalén) podía darle la vuelta al mundo en nueve meses. Como decía Oriana Fallaci “[_____] debe estar pagando los pasajes de avión de los pobres que vienen a orinar en nuestras hermosas plazas”.

Poco después de aterrizar en Roma, supe que Yitzhak Rabin había sido asesinado por un fanático judío, furioso por las conversaciones de paz. Desde entonces, todo fue de mal en peor. Un año antes, una semana después de haber escuchado el relato bíblico de acabar con todos los habitantes de Amalek, orden dada 3000 años atrás, Baruch Goldstein, de Nueva York, masacró a 29 musulmanes en una mezquita de Hebrón. Peter Beinart, un judío ortodoxo del New Republic, escribió que “la sabiduría de la tradición rabínica fue declarar que ya no sabemos quién es Amalek; eso restringe el significado claro y genocida del texto bíblico”. Cuando Netanyahu afirma saber quién es Amalek, “está deshaciendo el andamiaje moral creado por la tradición judía y afirmando un literalismo bíblico que es ajeno al judaísmo de los últimos dos mil años y, dado su poder militar, es aterrador”.

Pero es un engaño reducir toda la política militarista de Israel a un hombre o a un gabinete ministerial que repite la misma necesidad de “matar a todos, incluido niños”, porque ellos serán “los terroristas de mañana” y, por si fuera poco, acusa a sus críticos de racismo. Una muestra insuperable de fanatismo religioso unido a un incontestable poder militar y un poder mediático que comienza a resquebrajarse en todo el mundo.

II

Traduzco aquí la carta de la candidata a la presidencia Jill Stein enviada por correo a quienes seguimos de cerca su carrera política en Estados Unidos, una rara avis de un sistema llamado democrático pero secuestrado por megacorporaciones secretas como BlackRock, Vanguard y otras sectas.

Nada de lo que denuncia Stein es una novedad, ya que muchos otros medios, prisioneros y trabajadores humanitarios han denunciado abusos similares por años. Cuando se realizaron estas denuncias, el gobierno de Israel calificó a las organizaciones de “organizaciones terroristas” y a sus criticas como antisemitas o “simpatizantes de Hamás”. Fue el caso, por ejemplo, de la organización Defence for Children International integrada por Josh Paul, funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos. Luego de un estudio cuidadoso sobre la denuncia de la violación de un joven palestino de 13 años en una cárcel de Israel en Jerusalén, el ejército israelí allanó sus oficinas, se llevó todas las computadoras y Tel Aviv declaró a la ONG como “entidad terrorista”.

Recordemos que en las cárceles israelíes hay 9.500 palestinos prisioneros sin proceso debido y por el criterio de quienes los acusan de publicar imágenes o denuncias contra la ocupación o por tirar piedras a los tanques de guerra. En ningún sistema judicial, los prisioneros menores pueden ser otra cosa que secuestrados.

También la CIA tiene decenas de prisiones secretas alrededor del mundo, a las cuales no se le aplica ninguna ley del derecho estadounidense o internacional. Menos secreta pero igual de impune, ha sido y es Guantánamo, el lugar donde se violan todos los derechos humanos en Cuba sin que La Habana o cualquier otro gobierno del mundo puedan incluir a Washington en la lista de “Estados que promueven el terrorismo”.

Stein concluye su carta con algo que no estoy seguro pueda ser una obviedad, pero sin dudas es un elemento central en el conflicto: “Biden podría terminar con TODO esto ahora mismo con una sola llamada telefónica. En cambio, nuestro gobierno continúa canalizando armas y dinero en efectivo a Israel”.

III

 

La Carta de Jill Stein

Es un horror sobre otro horror. Incluso cuando la puerta de Rafah en la frontera egipcia está bloqueada por tanques israelíes y el cerco se aprieta aún más sobre Gaza, hoy salió a la luz un nuevo y repugnante informe de CNN que expone una prisión secreta en el desierto donde las Fuerzas de Ocupación Israelíes están torturando a detenidos palestinos.

Un gráfico con un titular publicado el viernes 10 de mayo de 2024 dice: “Atados, con los ojos vendados, en pañales: denunciantes israelíes detallan el abuso de Palestinos en un oscuro centro de detención”.

Esto es lo que sabemos: tres denunciantes israelíes han presentado detalles y evidencia fotográfica de tortura psicológica y física, incluida humillación ritual y deshumanización, de ciudadanos palestinos encarcelados ilegalmente en el desierto de Negev en Israel.

Los denunciantes describieron la amputación de extremidades de los prisioneros debido a las lesiones causadas por estar esposados constantemente y procedimientos médicos realizados por personal no calificado, mencionando que esta prisión es conocida como “el paraíso del interno”.

Las imágenes compartidas por los denunciantes son demasiado inquietantes para compartirlas aquí. Es un retroceso impactante similar al sufrido por los iraquíes inocentes detenidos en la prisión de Abu Ghraib y torturados a manos de las fuerzas y contratistas estadounidenses, una tortura que quedó expuesta al mundo hace exactamente 20 años y 12 días.

No sabemos el número total de palestinos que han sido recluidos en campos de detención como Sde Teiman. Lo que sí sabemos es que son miles (si no decenas de miles) y que fueron detenidos por el ejército israelí tanto en Gaza como en Cisjordania. No sabemos cuántas prisiones secretas más existen y podemos estar seguros de que aún no hemos oído lo peor de los abusos.

Vale la pena repetir que Biden podría terminar con TODO esto ahora mismo con una sola llamada telefónica. En cambio, nuestro gobierno continúa canalizando armas y dinero en efectivo a Israel de manera indiscriminada.

La cobertura diplomática continua e incondicional de nuestro gobierno para estos horrores convierte a nuestro país en cómplice de los crímenes de guerra de Israel.

Paremos las armas y la ayuda para la guerra. Impongamos un embargo a este monstruo. El mundo debe actuar ahora.

Foto portada: Defence for Children International
JM, mayo 2024
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