Muchas personas se mostrarán dudosas ante palabras de que existe en el mundo una sociedad donde las masas populares trabajadoras son dueñas.
Pero, en verdad existe ella en el planeta. Es precisamente la República Popular Democrática de Corea.
En este país asiático todo el pueblo trabajador ejerce a sus anchas sus derechos como dueños del Estado y la sociedad.
Se trazan todas las políticas según las exigencias y los intereses del pueblo, se realizan todas las actividades estatales confome a su voluntad y se aplica estrictamente a la actividad estatal el principio de resolver todos los problemas con el respeto al pueblo y el apoyo en él. Lo testimonia elocuentemente Servir al pueblo, consigna que se puede ver en cualquier lugar de este país. Lo peculiar es que en Corea los funcionarios no son burócratas y capas privilegiadas sino servidores del pueblo.
Todos los miembros de la sociedad participan en la política y, se reflejan sus voluntades y exigencias en los lineamentos y políticas del Partido y el Estado y se garantizan suficientemente su libertad y derechos políticos.
La conciencia política de los coreanos, es decir, la de que son dueños de la política es extraordinariamente alta, lo que se puede verificar por el hecho de que casi todos los electores participan en las elecciones.
También en la vida económica los trabajadores son dueños reales.
Todos los medios de producción como tierra, fábrica, máquinas y equipos son de propiedad del pueblo, resultado de la reforma agraria y la nacionalzación de las industrias principales, realizadas el año siguiente a la liberación del país (15 de agosto de 1945) del dominio militar japonés (1905-1945), y las demás revoluciones sociales realizadas en la segunda mitad de la década de 1950 como la cooperativización agrícola. En consecuencia, en este país desaparecieron la contradicción y antagonismo de clases según la posesión o no de los medios de producción y las desigualdades sociales de que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. Es porque todos los medios de producción pertenecen a las masas populares trabajadoras y sirven a ellas mismas.
En las esferas de la cultura las masas populares son dignos dueños.
Se aplican plenamente las políticas populares, entre ellas el sistema de enseñanza gratuita y el suministro gratuito de las viviendas a los trabajadores. Los obreros, campesinos, intelectuales y los demás trabajadores ordinarios se convirtieron en creadores y usufructuarios de la cultura.
La RPDC, donde todos los bienes del Estado y la sociedad sirven a las masas populares y ellas cumplen con su responsabilidad y papel de dueño, es verdaderamente el país del pueblo trabajador.
