Fue en 1962 (el 31 de octubre, para ser exactos) cuando México, uno de los países más importantes de América Latina y Marruecos, sin duda, su par en Africa del Norte, establecieron relaciones diplomáticas. El proceso ha repercutido en diversas bondades geoestratégicas, sobre todo porque ambos tienen características muy semejantes. Por una parte, México siendo paso natural de migrantes que buscan llegar a través de su territorio a Estados Unidos, y el País de la Estrella Verde, que adolece de la misma situación respecto a los refugiados subsaharianos que quieren internarse en suelo europeo. Si esto no es ser idénticos, entonces no sé qué sea la identidad.
Este martes 25 de abril se realizó un interesante ciclo de conferencia en el Senado de la República en conmemoración del 60 aniversario de esas relaciones que, pese a todo, no han logrado cristalizarse como debieran, en gran parte debido a la desinformación que ha llevado a la animadversión en el caso marroquí y a la ignorancia de los cuadros diplomáticos mexicanos que, en lugar de impulsar una amistad transatlántica, sólo la están minando con argumentos poco profesionales al reconocer a un “fantasma”.
Esto último, por supuesto, lo dijo un diplomático mexicano, pues tal como lo señalan los protocolos, sólo un connacional puede criticar a su propio país, y Andrés Ordóñez, ex embajador de México en Marruecos, ni siquiera titubeó en decir que el criticado “reconocimiento” ha sido no la piedra angular, sino la que está en el zapato, impidiendo que ambas naciones puedan avanzar como una sola.
Esto también lo reconoció la senadora Olga Sánchez Cordero (ex secretaria de Gobierno mexicana), quien abogó por rectificar la cuestión del reconocimiento a la RASD, por un concepto de neutralidad que duraría hasta que la ONU concluya su análisis sobre el caso del Sahara.
Ordónez señaló que simplemente los diplomáticos mexicanos han preferido dormirse en la comodidad de su trabajo, en lugar de corregir el problema. Por si no lo sabían, Ordónez también resaltó que los mexicanos tenemos una raíz bereber, esto con la gente que llegó a Mesoamérica durante la conquista española. Se trató de marroquíes cristianizados y judíos arabizados que trazaron lo que después se convertiría en nuestra genética cultural.
El porqué es importante impulsar esta relación bilateral, bueno pues no vayamos más lejos. Marruecos no sólo es la puerta de entrada a Africa, sino a Europa misma. Esto lo confirmó el embajador marroquí, Abdelfattah Lebbar, quien reconoció que el país azteca es la llave para entrar a Latinoamérica y, porqué no, también al mercado norteamericano. Regresemos al tema de la identidad, ambos países han adoptado estrategias de desarrollo turístico con el que se convirtieron en destinos atractivos. ¡Ambos lo hicieron y al mismo tiempo! Lo curioso fue no se pusieron de acuerdo en hacerlo. ¡Cada quien lo hizo por su lado! Esto es una muestra de que pueden caminar lado a lado por un desarrollo mutuo.
Pareciera de verdad que hay una voluntad de abrirse paso hacia un futuro común. Pero entonces, ¿dónde está el problema que, pese a sesenta años de relaciones bilaterales, no ha sido posible crear ese eje interoceánico?
Pues eso lo contestó Pedro Díaz de la Vega, director de vinculación institucional del Ceneval, quien expresó que Marruecos ha tenido una visión más global de su realidad, pues no sólo mira hacia Europa como su principal socio comercial, sino que ha adoptado políticas de desarrollo doméstico en cuatro ejes fundamentales, para convertirse en un país que enamora a los inversionistas. Además, tiene objetivos proafricanos con los que trata de animar el crecimiento de un continente largamente vilipendiado; algo que sin duda conlleva a un protagonismo regional.
Por si no se han dado cuenta, México también tiene ese liderazgo tanto interno como externo, bueno, sólo hace falta depurar su política exterior, que es la que la entrampa al no reconocer a potenciales socios que buscan impulsar en lugar de anclar. Esto lo dijo el ex ministro de Justicia, Mohammed Benabdelkader, quien se refirió sin más ni menos que a la RASD, a la que calificó como el elemento ficticio que entorpece el avance de las relaciones bilaterales.
Finalmente, el experto Rafael Esparza Muchin, delató los intentos del polisario por manipular el censo de la población saharaui, el cual cambia las cifras a su conveniencia como una táctica dilatoria para ganar tiempo, mientras trata de encontrar alguna nueva forma de burlar a la comunidad internacional y extender la cuestión del Sahara para seguir recabando ayuda humanitaria, obtenida a través de engaños internacionales.