lunes, noviembre 25, 2024
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El camarada Kim Jong Un reconforta a afectados por las inundaciones (Discurso)

Estimado compañero Kim Jong Un declara en su discurso importante la
posición del Partido y el Gobierno acerca del resarcimiento de los daños de la
inundación y conforta a los damnificados
Habitantes de las zonas damnificadas por la inundación:
¿Cómo están todos ustedes?
Supongo que estén muy incómodos y sufran dificultades en las zonas de
refugio luego de abandonar sus hogares por las inesperadas calamidades
naturales.
Hace poco presencié la situación en que se hallaban en los lugares
afectados por la crecida y tomé medidas de emergencia a nivel del Comité
Central del Partido y del Estado, pero no he dejado de pensar en los
damnificados y no he podido dedicarme a otras tareas.
Sí que cada día me informan varias veces de que se ha estabilizado en
cierto grado la vida de todos ellos, pero esto no puede ser la razón de que deje
de preocuparme de ellos.
Hoy he vuelto aquí para conocer más detalladamente la situación de
ustedes sobre el terreno, reasignar una serie de tareas referentes a la
restauración y reforzar medidas adicionales de importancia estatal que les
servirán de ayuda.
Por la gran desgracia que los ha sorprendido de forma imprevista, llevan un
buen tiempo viviendo en un entorno anormal en incómodos albergues
provisionales. Aunque yo quisiera ayudarlos en lo que pueda, de hecho no lo he
podido hacer de modo satisfactorio y lo siento realmente.
Si bien el país entero se ha levantado para auxiliar de corazón a los que han
quedado sin hogar, en estos momentos siguen padeciendo en tiendas de
campaña provisionales de humedad y en establecimientos públicos con escasas
condiciones de vida. El no poder mitigar sus sufrimientos me pone impaciente
y ansioso en extremo.
Pero aquí los veo sanos y sin ningún indicio de incomodidad y esto me
proporciona el alivio y un gran ánimo.
Son nuestro Partido y Gobierno lo que deben alentar a ustedes, pero al
contrario son ustedes quienes nos estimulan.
Ustedes confían en el Partido y el Gobierno y se apoyan en ellos a toda
hora. Agradezco y me enorgullece verdaderamente que ustedes nos confíen de
forma absoluta e incondicional aun en las peores catástrofes como la de hoy.
Además, adquiero con solemnidad la conciencia de que algo más debo
hacer por este magnífico pueblo que por toda la vida sigue invariablemente al
Partido con lealtad inmaculada y obligación moral.
Quisiera decirles ante todo que el Comité Central del Partido y el Gobierno
de la República compartirán en todo momento las penas y las alegrías con
ustedes, víctimas del desastre.
El pueblo es el fundamento y pilar del Partido y el Estado, el punto de
partida y el destino de todas sus actividades.
Acercarse más al pueblo y compartir el dolor y el placer con él en los
momentos duros es el modo de ser y actuar que caracteriza a nuestro Partido.
El lugar que debe ocupar la Dirección del Estado cuando el pueblo sufre
los daños del desastre como ahora, es precisamente la zona damnificada y la de
restauración.
Aprovecho la ocasión para expresarles una vez más mi más sentido
consuelo y también para explicarles de forma sucinta las medidas prácticas
adoptadas por el Partido y el Gobierno para socorrer a los damnificados y
restañar los perjuicios de la calamidad.
En la actualidad, en esta tarea se concentran todas las labores del Partido y
el Estado.
El siniestro afectó no solamente aquí sino además las cuencas del río
Amnok de las provincias de Jagang y Ryanggang.
Con el objetivo de concluir la restauración cuanto antes y en el nivel
supremo, el Partido y el Gobierno resolvieron reajustar incluso algunas obras
de construcción de importancia estatal y destinar a esa tarea colosales recursos
humanos y materiales.
A estas alturas nada es más importante y urgente que estabilizar la vida de
los damnificados e implementar medidas de seguridad duradera para que no
sufran más los daños de la inundación.
Como primeras labores correspondientes a la medida eficaz de normalizar
pronto y completamente la vida de los damnificados y eliminar las secuelas de
la catástrofe, se realiza una investigación integral y minuciosa sobre sus
perjuicios, así como las ramas competentes impulsan el trabajo de trazar de
manera científica el plan de la rehabilitación.
Pongamos solamente por caso los lugares de la restauración en la provincia
de Phyong-an del Norte, a la que fue movilizado un potente equipo de
construcción integrado por más de 130 mil militares y jóvenes.
A nivel estatal se creó el Comité Central de Medidas del Resarcimiento de
los Daños, en todas las provincias comenzaron a laborar las comandancias del
resarcimiento de los daños sobre el terreno y el transporte de materiales para la
restauración ya pasó al sistema de emergencia.
Nuestro objetivo es metamorfosear de manera irreconocible sus poblados
isleños y la región noroeste del país con una voluntad tan férrea, con una
operación relámpago y con una práctica cabal.
Compañeros:
El país entero se ha movilizado para restañar los daños de la inundación,
pero como estos últimos son de gran envergadura, por lo menos demorarán dos
o tres meses para terminar la construcción y reparación de viviendas de los
damnificados y estabilizar su vida.
En ese período el Partido y el Gobierno deben conceder mayor importancia
a atender en lo posible la vida de los damnificados.
A este respecto, últimamente discuto a diario sus medidas con altos cargos
de las instituciones afines.
Habría que establecer un sistema ordenado de distribución de periódicos y
otras publicaciones, de modo que puedan escuchar oportunamente la voz del
Partido, colocar el televisor en todos los hogares y lugares públicos y prestar
mayor atención a su régimen alimentario.
En un entorno como la zona damnificada el problema más grave es el de la
vida y la enseñanza de los niños y alumnos.

Actualmente, algunos cuadros del Gobierno con poca experiencia y bajo
nivel ponen toda la atención en la restauración y no se preocupan en absoluto
por el estudio, la crianza y la educación de niños y escolares.
Es obvio que la vida en tiendas de campaña o la convivencia con otras
familias hasta que se acabe la restauración causará una gran incomodidad a los
niños y, más importante aún, influirá negativamente en su enseñanza.
Asimismo, en cuanto a la asistencia médica, se han limitado a suministrar
medicamentos, sin prever el servicio médico concreto y real.
Ayer también lo critiqué en una reunión consultiva de secciones
correspondientes del Comité Central del Partido.
De ahí que contemplamos accionar el sistema de emergencia consistente en
trasladar a Pyongyang a todos los niños y escolares de las familias dañadas en
las provincias de Phyong-an del Norte, Jagang y Ryanggang para criarlos y
educarlos en un ambiente seguro y confortable, enteramente a expensas del
Estado.
La crianza, la educación y la enseñanza son el primer quehacer del Estado
al que este no puede renunciar pase lo que pase.
Por esta razón, el Estado se propone encargarse totalmente de esa labor
durante la restauración.
Al mismo tiempo, el Estado prevé cobijar en Pyongyang a los ancianos,
enfermos, ex militares heridos y madres de bebés hasta que se construyan
nuevas viviendas en las zonas azotadas por la crecida.
Según datos preliminares, entre los damnificados se estiman 2 mil 198
niños de edad preescolar, 4 mil 384 escolares, 4 mil 524 ancianos, 265 entre
enfermos y ex militares heridos y 4 mil 096 madres de nenes.
Esto quiere decir que puede superar 15 mil 400 el número de los
damnificados que vamos a trasladar a Pyongyang.
Para esa asistencia de emergencia del Estado, el Comité Central del Partido
busca organizar grupos de mando, brindar servicios a los damnificados en el
hotel 25 de Abril y la base de entrenamiento de desfile, crear el espacio de
estudio temporal para niños y escolares, organizar un equipo provisional y
móvil de enseñanza que incorpore a maestros de escuelas primarias y
secundarias y educadores de centros de enseñanza preescolar de la ciudad de
Pyongyang quienes van a enseñarlos sin interrupción después de las vacaciones,
proveer a los damnificados de suficiente cantidad de cereales, otros alimentos,
artículos necesarios para la vida y fármacos, así como organizar equipos
ambulantes de servicios como los médicos con trabajadores bien preparados de
importantes unidades de servicio y de hospitales capitalinos, de modo que se
consagren de lleno a crearles óptimas condiciones de vida de conformidad con
la medida especial de socorro del Estado.
Puede que unas madres no quieran estar separadas de sus pequeños durante
varios meses o que por una u otra razón para algunos les resulte difícil
abandonar el lugar donde están.
Pueden tener sus razones personales, por lo que quisiera dejar que ellos
mismos tomen la decisión al respecto.
Sin embargo, organizamos esta labor con la finalidad de brindar ayuda a los
damnificados que sufren mucho en pésimas condiciones y aligerar al máximo
sus incomodidades y por lo tanto pueden dejarlo todo en nuestras manos y no
preocuparse en absoluto.
Como este es el quehacer estatal al que concedemos la máxima importancia,
el Partido y el Gobierno atenderán la salud y la vida de los damnificados
asumiendo plena responsabilidad y con la misma devoción de sus propios
padres e hijos, les prestarán atención especial y los cuidarán con el alma, de
manera que ninguna sombra oscurezca sus rostros y almas.
Otro problema es que no haya un lugar apropiado para guardar la hacienda
doméstica de las familias damnificadas, aunque logren rescatarla.
Debe de ser muy grande lo que sufren por ello, aunque sus semblantes no
lo denotan.
Por eso hemos de facilitarles un local donde, para su mayor comodidad,
puedan guardar con seguridad los muebles mientras se construyen las nuevas
viviendas.
Esta medida complacerá también a las familias a las que vamos a
beneficiar dándoles cobijo en Pyongyang.
Compañeros:
Vale recordar una vez más que la restauración no es una labor relacionada
solamente con nosotros, sino una enconada lucha con el enemigo.
Aprovechándose de estos momentos en que sufrimos perjuicios, este insiste
en su absurda tentativa de mancillar la imagen de nuestro Estado.
Resulta importante que a través de los hechos reales las organizaciones del
Partido y de los trabajadores a todos los niveles, la red de distintos medios de
educación y los habitantes tengan un correcto criterio de las escorias de la
República de Corea a quienes enfrentamos con una frontera de por medio.
Con respecto a los actuales beneficios y medidas socialistas de nuestro
Partido y Gobierno para los damnificados y los bellos rasgos comunistas que se
manifiestan en toda la sociedad, los despreciables medios de prensa de la
República de Corea los calumnian como si tuvieran malas intenciones o fueran
falsas demostraciones dirigidas a aglutinar a la población. Además, en un
desesperado intento de menoscabar a nuestro régimen, siguen tergiversando
datos “afirmando” que superan un mil los desaparecidos en las áreas afectadas
y que, según informaciones obtenidas por su agencia de inteligencia, varios
helicópteros fueron derribados durante las operaciones de rescate.
Para colmo, difunden el infundio de que el 27 del mes pasado tuvo lugar en
Pyongyang la ceremonia por el día del triunfo en la guerra, en tanto que las
personas seguían muriendo en las zonas azotadas por el diluvio.
Como en ese país catalogan de tardía la reacción de su gobierno ante los
distintos accidentes que se dan en la sociedad y son harto frecuentes tales
fenómenos, parece que quieren ensartar sofismas contra nosotros en un afán de
engañar a su pueblo y confundir la opinión pública mundial.
En mi reciente visita a la unidad de aviación que rescató a muchas personas
aquí presentes, expuse todo el proceso del rescate, que un helicóptero se
aterrizó de forma imprevista y que yo agradecía que con todo no hubiera una
sola muerte.
De acuerdo al disparate del enemigo, yo mismo reaccioné a la
desinformación de sus medios de prensa porque tan numerosos fueron los
muertos y porque mi pretensión era acallarlo.
¿Con qué objetivo persisten en convertir en desaparecidos y muertos a
ustedes que, como constatamos, están a salvo? El objetivo es algo más que
evidente.
Es una propaganda artificiosa y una grave provocación contra nuestro
Estado y una ofensa a ustedes.
Razones me sobran para dirigirme de esta manera a los medios
informativos de ese país vil y despreciable.
¿Hará falta redactar aparte los datos de educación? Porque estos mismos
hechos vívidos proporcionan datos reales y temas de educación idóneos para
dar a conocer claramente lo asquerosos que son los enemigos, qué arcaico es el
método con que se dedican con frenesí a la falsificación y la propaganda de
tergiversación política para deshonrar a nuestro Estado, qué es lo que intentan y
por qué los llamamos enemigos y basura.
Ningún otro país tiene medios de prensa entregados a fabricar infundios tan
absurdos y abultarlos.
Debemos estar muy conscientes de que así maniobran los enemigos.
Con estos hechos y datos reales debemos rectificar el criterio y formar un
correcto sentimiento sobre el enemigo a escala nacional.
Nuestro enemigo no cambia.
Nos corresponde convertir esta oportunidad en que podemos conocer de
forma directa al enemigo en una ocasión para tener correcta concepción sobre
él.
Aquí están presentes, además de los funcionarios del distrito de Uiju, los
cuadros directivos de los órganos del Partido y el poder en la provincia de
Phyong-an del Norte.
Quisiera aprovechar la ocasión para referirme a las tareas de las
organizaciones partidistas y los órganos del poder locales para estabilizar la
vida de los damnificados por la inundación y resarcir sus daños.
Deben cumplir bien su cometido para estabilizar lo más pronto posible la
vida de los damnificados.
Como ustedes han atestiguado, ahora en las provincias de Phyong-an del
Norte y Jagang y otras regiones del país muchos damnificados han quedado sin
hogar y se exponen al calor sofocante.
Hasta la fecha hemos construido incondicionalmente las viviendas para los
damnificados, no importa cuántas casas fueron destruidas. Y los damnificados
en las zonas recién afectadas llevan una vida optimista confiando plenamente
en nuestro Partido.
Pero no por ello los funcionarios de las organizaciones partidistas y
órganos del poder de las localidades deben tratar con ligereza el hecho de que
ellos vivan en tiendas de campaña y no en sus hogares placenteros.
Les compete suministrarles regularmente los víveres, alimentos auxiliares y
combustible, imprescindibles en su vida, y tomar estrictas medidas de
abastecimiento de artículos de primera necesidad.
Es preciso asegurarles con responsabilidad los víveres y otros materiales
con las reservas de las provincias, ciudades y distritos y suministrar sin demora
los materiales de socorro que reciben del Estado para asistir a los damnificados.
Han de suministrarlo todo, sin que falte nada: desde el juego de cama hasta
toda una variedad de artículos sanitarios, tijeras, agujas, hilos y otros detalles.
Prestarán profunda atención al suministro del agua.
El problema de agua es el más básico y elemental en la vida humana y en
particular su suministro es perentorio en zonas dañadas por la inundación con
restringidas fuentes de agua debido a la contaminación de agua.
Las organizaciones del Partido y los órganos del poder de las regiones
correspondientes deben descartar el criterio temporal y adoptar concretas
medidas para que el agua llegue en suficiente cantidad adonde residen los
damnificados.
Los sectores más endebles en las zonas damnificadas son la salud pública y
la prevención de epidemias.
Instalarán y mantendrán debidamente los baños, retretes, basureros y
desaguaderos que van a utilizar los evacuados, considerando el número de estos
y garantizando las condiciones higiénicas, eliminando así el origen de la
epidemia.
Cuidarán con el sentido de responsabilidad la salud de los damnificados y
asegurarán al máximo los medicamentos como los de Coryo con la
movilización de todo el personal sanitario de la región, así como intensificarán
la labor profiláctica.
Es imperioso organizar y desplegar enérgicamente la restauración destinada
a normalizar el orden de la producción y vida en las zonas afectadas.
Hay que examinar correctamente la seguridad de las viviendas y edificios
públicos afectados y, sobre esta base, desplegar inmediatamente la restauración.
Averiguarán detalladamente si no hubo cambios estructurales en los
edificios inundados y si son seguros sus cimientos, de modo que su derrumbe
posible no acarree estragos secundarios.
Es importante distinguir correctamente los edificios que van a construir
nuevamente de los que van a reparar, delinear de manera científica el orden y el
plan de restauración y adelantar la entrega de viviendas a los damnificados al
anteponer su construcción y reparación.
Al mismo tiempo, deben impulsar la restauración de edificios públicos e
instalaciones industriales dañadas como escuelas, jardines infantiles, hospitales,
fábricas y empresas para recuperar lo más pronto posible la normalidad de la
vida social y económica de la zona.
Es preciso diseñar y construir de manera científica los diques sobre la base
de un análisis general y concreto de las condiciones natural-geográficas de la
zona y el estado de las riberas. Especialmente, es menester reflejar
acertadamente en el diseño las condiciones del dique en las máximas
elevaciones de agua e instalar barreras hidráulicas en los lugares necesarios.
En la actual situación estamos obligados a sufrir daños unilaterales por la
crecida del río Amnok. Aprovechando esta oportunidad, debemos eliminar
decisivamente esta vulnerabilidad crónica y erradicar el propio origen de la
inundación causante de daños peligrosos en el distrito Uiju y la ciudad Sinuiju,
situados en la cuenca inferior del río Amnok.
Urge restaurar a toda prisa las infraestructuras importantes como la
carretera, el ferrocarril y la red de comunicaciones y suministro de electricidad.
Crear las condiciones necesarias para el tráfico apremia tanto para enviar
oportunamente a los lugares damnificados al personal, los equipos y los
materiales como para asegurar a los habitantes una vida económica libre, por lo
cual es preciso abrir primero las carreteras y el ferrocarril en colaboración con
las unidades del Ejército Popular.
Hay que poner un gran empeño en recuperar el sistema de comunicaciones
y las redes eléctricas para cubrir cuanto antes la demanda de la comunicación y
la electricidad, necesarias para la vida de la población y el resarcimiento de los
daños.
Es preciso eliminar con el sentido de responsabilidad los daños en el sector
agrícola.
Esta vez en varias zonas fueron anegadas extensas tierras cultivables. Hay
que implementar medidas drásticas encaminadas a detener la expansión de
perjuicios redoblando los esfuerzos, en vez de claudicar y desanimarse.
Se precisa sacar lecciones del hecho de que el daño principal fuera la
inundación de gran extensión de tierras cultivadas y tomar la estricta medida de
reparar y reforzar diques, presas y canales, descubriendo sus puntos vulnerables,
y adoptar rigurosas medidas científicas y técnicas para mejorar las condiciones
de cultivo de las plantas agrícolas en las parcelas inundadas.
Es necesario indagar minuciosamente el estado de las estaciones de
bombeo para drenaje, duplicar su capacidad para proteger con seguridad las
tierras cultivables de los embates del diluvio y garantizar de manera científica y
técnica su funcionamiento normal y pleno.
Hace falta dirigir de manera eficiente y con responsabilidad el
resarcimiento de los daños en las plantas agrícolas teniendo como objetivo
principal la labor política encaminada a infundir ánimo y movilizar a los
cuadros primarios y otros integrantes de la granja.
Se necesita dinamizar la labor de recuperar los labrantíos que se echaron a
perder.
¡Compañeros!
Hoy enfrentamos la tarea de prevenir los desastres, que es tan, mejor dicho,
que es más importante y apremiante que paliar sus daños.
En el mundo se incrementa cada año la dimensión de los estragos por las
anormalidades climáticas causantes de calamidades y en nuestro país no existe
realmente una región absolutamente segura e inviolable que no reciba la
influencia de la inundación y el tifón.
A pesar de esto, desprecian esa tarea hablando de las peculiaridades de la
localidad y leyendo los registros de la observación meteorológica, lo cual es un
acto muy peligroso e imperdonable como apostar la vida y la seguridad del
pueblo.
Las organizaciones del Partido y los órganos del poder locales deben tomar
dicha labor como un asunto de vida o muerte y movilizarse ideológicamente
para no sufrir más desgracias.
Por el momento establecerán el rápido y ordenado sistema del pronóstico
meteorológico, implantarán en todos los sectores y unidades de la región la
disciplina, el orden y el sistema de enfrentar las anormalidades climáticas, a
fin de no sufrir más los estragos de las lluvias torrenciales y los tifones que se
prevén.
Los perjuicios de la última inundación pusieron de relieve la gran
importancia que adquiere la intensificación de las relaciones y la colaboración
entre diversos sectores y zonas para la prevención de los daños del desastre.
Es indispensable informar a su debido tiempo las probabilidades de peligro
que entraña una calamidad y controlarlas y administrarlas activamente
mediante el estrecho vínculo entre las localidades en las eventualidades.
Sobre todo, cuando se pronostican la lluvia torrencial y la inundación, todas las
unidades que administran las centrales y los diques se someterán
incondicionalmente al sistema unificado de control de agua del centro.
Es importante establecer el sistema de administración de agua integral
destinado a aplicar, controlar e implementar la política de la administración
unificada de agua por las zonas en varias esferas, desde el suministro de agua
potable hasta la reacción a la inundación, la sequía y los desastres mediante la
nueva definición del sistema nacional de administración de agua y la creación
de una institución especializada correspondiente.
La crecida nos ha enseñado la lección de que urge elevar el papel del
órgano de administración de presas y acelerar el logro de su control integral y
su fundamentación científica.
Pero, las actuales entidades de prevención de desastres no pasan de ser
órganos nominales que se conforman con elaborar estadísticas.
Este es un ejemplo del modo de nuestros funcionarios de trabajar con
irresponsabilidad. Mientras perduren su actual mentalidad estereotipada y su
formalismo en el trabajo, dichas entidades, por muy numerosas que sean, no
reportarán ningún provecho.
Estudiarán los asuntos de establecer el periodo de alarma de la crecida en la
temporada de lluvias, controlar de forma integral y unificada las unidades de
administración de agua organizadas por sectores y regiones, y poner en
funcionamiento el sistema para encarar la inundación.
Asimismo, elaborarán de manera más científica el sistema integral del
pronóstico de la crecida.
En más de una ocasión se ha subrayado que la falta de vigilancia que no
tiene en consideración las peores condiciones en el sector de la construcción
acarrea inevitablemente terribles desgracias.
Una vez que se decide construir una nueva vivienda, se la levantará, de
modo que no sufra más desastres naturales, en lugares muy seguros desde el
punto de vista climático y geográfico, o como casas resistentes durante
cincuenta o cien años, luego de haber adoptado medidas exhaustivas de la
prevención de desastres.
Para ello es primordial seleccionar correctamente el solar con la evaluación
de seguridad como índice principal, elaborar bien el plano de la ubicación y el
boceto de forma que satisfagan la comodidad y la demanda de los moradores,
incrementar la cantidad de materiales de construcción de cada vivienda y elevar
la responsabilidad de los constructores con el fin de garantizar la resistencia del
edificio.
En la construcción de viviendas es importante la velocidad y la calidad,
pero no menos importante es resaltar la modernidad a la altura del nivel de
cultura de nuestro pueblo.
Diseñarán y construirán las viviendas de forma no repetitiva, diversa y
peculiar para que concuerden con gustos modernos y se realcen las
particularidades de cada región y aldea.
Quisiera enfatizar de forma especial que a todas luces es inadmisible
incurrir en el error de destruir edificios originales y reconstruirlos en los
mismos sitios, sin cálculos correctos y con métodos fáciles.
Es importante instruir con regularidad a la población una educación sobre
cómo reaccionar a las crisis.
Realizarán sustancialmente la labor de elevarle la conciencia para encarar
la crisis, elaborarán, mediante el estudio y la definición concretos, los lugares
seguros de evacuación de habitantes y guías de acción en casos del desastre, e
impulsarán con tesón la labor dirigida a preparar los medios de socorro
indispensables para todos los casos de emergencia.
En todas las regiones revisarán de forma integral la capacidad de
prevención de calamidades naturales para encontrar puntos vulnerables y tomar
medidas pertinentes, así como se esmerarán en la labor de eliminar de
antemano y prevenir los puntos peligrosos previendo el empeoramiento de las
circunstancias por lluvias torrenciales, crecidas, tifones y marejadas, y regular
bien los cursos de ríos.
Compañeros;
Las tareas voluminosas del resarcimiento de los daños que aliviarán al
pueblo de la aflicción, le proporcionarán mayores beneficios y serán un gran
paso en la transformación de la localidad, plantean altas exigencias a los
funcionarios de los órganos del Partido y el poder en los lugares damnificados.
Todos los funcionarios deben exponer la virtud de ayudar en cuerpo y alma
a los damnificados y compartir las penas y alegrías con ellos.
Respetar al pueblo y servirle con total entrega constituye la obligación
inherente de nuestros funcionarios. Cuando el pueblo atraviesa dificultades
ellos deben ser más fieles a esa obligación.
En particular, todos los funcionarios partidistas, sin excepción, se
compenetrarán con las masas, estrecharán los lazos con ellas y en ese proceso
se unirán en una sola idea y cuerpo y las convocarán a la campaña de
restauración.
Para terminar, quisiera subrayar la necesidad de no cometer desviaciones
en la ayuda a los damnificados.
Actualmente los ayuda el país entero, ya no hablar del Comité Central del
Partido, el Consejo de Ministros, los ministerios y los organismos centrales.
En la ayuda debemos observar estrictamente el principio de la
voluntariedad. De ninguna manera hemos de organizarla ni imponerla.
Antes, en las calamidades naturales como la inundación, las entidades,
empresas y organizaciones de trabajadores exigían materiales de socorro
especificando sus variedades y cantidades y algunos cuadros, cautivados por la
notoriedad, pecaban de subjetivo en la organización de la ayuda y la
recolección de materiales.
Nuestro pueblo asume como un deber natural asistir a los damnificados y
presenta ninguna queja, pero no por ello deben organizar la ayuda
imponiéndole una pesada carga.
Es preferible no organizar ese tipo de ayuda.
En toda la sociedad deben intensificar el control y la dirección del socorro
de los damnificados de manera que en ella se atenga estrictamente el principio
de la voluntariedad y que en ese proceso se manifieste con verosimilitud la
encomiable cualidad de nuestra sociedad donde todos comparten el dolor y la
tristeza y se ayudan mutuamente, en el estricto sentido de la palabra.
De igual forma, controlarán y registrarán de manera unificada los fondos y
materiales de socorro y los distribuirán y abastecerán de forma imparcial y
racional, para poder aprovecharlos eficientemente en la estabilizacíón de vida
de los damnificados, mientras que arreciarán el control para que no ocurrieran
fenómenos negativos como el congraciamiento, la desviación de materiales
hacia otros fines y la estafa.
Ahora varios países y organizaciones internacionales nos expresan su
disposición de ofrecernos la ayuda humanitaria.
Yo se lo agradezco.
Pero en todos los dominios y procesos de las labores estatales concedemos
prioridad al modo de tratar el asunto recurriendo a la plena confianza en el
pueblo y a nuestros propios recursos.
En la actual campaña de recuperación el Comité Central del Partido y el
Gobierno se apoyan, ante todo y por encima de todo, en el celo patriótico y el
valor de nuestro pueblo y el potencial del Estado.
Como lo hemos hecho hasta la fecha, resolveremos todos problemas
atesorando ante todo la fe en las propias fuerzas y acopiando la fuerza y la
inteligencia del pueblo y, mientras así potenciamos de continuo a nuestro
Estado, allanaremos el camino con nuestras propias fuerzas y esfuerzos.
Este principio se mantendrá invariable en lo fundamental en las labores de
la restauración en las que el Estado concentra sus esfuerzos y que tiene
planificadas, mientras que ellas se impulsan con agilidad bajo el mando
unificado y poderoso de nuestro Gobierno.
Compañeros:
Con la concentración de todo el Estado y la movilización de todo el pueblo
tenemos asegurada la victoria en la campaña de restauración.
Por nuestro amado pueblo y nuestro futuro y con vistas a cumplir
infaliblemente las tareas de la época y la historia que nosotros mismos hemos
decidido cumplir y asumido, el Partido y el Gobierno afrontarán gustosos
cualquier desafío y responderán a la confianza del pueblo con el servicio fiel y
resultados formidables.
Serviré con lealtad al pueblo.
Siempre estaré al lado de ustedes.
Pobladores del distrito de Uiju y la ciudad de Sinuiju;
Damnificados en las provincias de Jagang y Ryanggang:
Si tienen alguna incomodidad o dificultad, me las plantean sin rodeos y a
cualquier hora por conducto de sus organizaciones del Partido.
No vacilen en esperar el devenir de aquel día en que disfrutarán de una
nueva vida en los nidos de vida excelentemente transformados.
Y les deseo de corazón buena salud.
Unamos todos las fuerzas y sobrepongámonos con resolución a la crisis de
hoy.
¡Viva nuestro gran pueblo

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